El 19 de julio, a tan solo
unos días de que empiecen los Juegos Olímpicos en la ciudad de Londres,
se publicó una serie de artículos en la versión online de la revista British Medical Journal que echan tierra a la aureola de veracidad científica que hasta ahora ha venido acompañando a las bebidas para deportistas.
El enfoque sobre la hidratación durante
la práctica deportiva ha cambiado de forma sustancial con los años.
Hasta la década de 1970, se recomendaba a los corredores de maratón que
evitaran consumir cualquier tipo de bebida durante la competición porque
se decía que podía reducir su rendimiento. Hoy los conceptos han
cambiado y se recomienda a todos los que practican algún deporte, desde
el corredor ocasional hasta el atleta de élite, que se hidraten bien
antes, durante y después del ejercicio con bebidas especialmente
diseñadas para deportistas. A menudo, las empresas que comercializan
estos productos son las que auspician los eventos deportivos, incluyendo
los próximos Juegos Olímpicos de Londres, de los que la marca Powerade es patrocinadora.
El artículo que encabeza las publicaciones difundidas esta semana en la revista British Medical Journal
es una revisión en la que se desmienten los supuestos beneficios que
desde hace veinte años se atribuyen a las bebidas para deportistas.
Según Deborah Cohen, la autora de este trabajo, "no existe fundamento
científico de que las bebidas diseñadas para el deportista posean algún
efecto beneficioso sobre la salud". Esto significa que los mensajes que
utilizan algunas de las principales marcas para promocionar sus
productos (por ejemplo, que optimizan el rendimiento, reponen
nutrientes, alimentan la mente o combaten la fatiga), podrían
convertirse a partir de ahora en frases sin ninguna base.
Deborah Cohen escribe en su artículo que
el Colegio Americano de Medicina Deportiva (ACSM de sus siglas en
inglés) aceptó en el año 1992 una donación de 250.000 dólares de la
marca Gatorade y, cuatro años más tarde, este mismo colegio
hizo públicas unas nuevas guías sobre la hidratación del deportista en
las que se aconsejaba que los atletas debían beber tanto como toleraran.
Las guías se definieron en una mesa redonda celebrada en 1993 bajo el
patrocinio de Gatorade. Ese mismo año 1993, un grupo de expertos dirigido por un profesor de nutrición deportiva que fue miembro del Gatorade Sports Science Institute
elaboró un documento de consenso acerca de los peligros de la
deshidratación. Dicho documento se proyectó durante una reunión
financiada por Isostar, una bebida deportiva que pertenecía entonces a la compañía farmacéutica Novartis.
En otro de los artículos publicados en British Medical Journal,
un grupo de investigadores del Centro de Medicina Basada en la
Evidencia de la Universidad de Oxford revisó el aval científico que
había detrás de las afirmaciones lanzadas por distintas marcas de
productos para el deporte, entre ellos las bebidas isotónicas. Tras
revisar 1035 páginas web, identificaron 431 afirmaciones dirigidas a
mejorar el rendimiento y favorecer la recuperación de los deportistas y
observaron que carecían en su mayoría de base científica. Los autores
revisaron además las características de 74 estudios y solo tres
resultaron ser de alta calidad y con un bajo riesgo de sesgo.
En otro de los artículos de esta serie
de publicaciones se evalúan las recomendaciones actuales en materia de
hidratación del deportista y se señala que "en las maratones, el consumo
de líquido a demanda, siguendo los dictados de la sed, no aporta
desventajas respecto a la rehidratación total". Esta afirmación
desactualiza las guías que publicó hace unos años el Colegio Americano
de Medicina Deportiva, bajo el auspicio de Gatorade, en las que se aconsejaba que los atletas debían beber tanto como toleraran.
Fuente: http://www.4upress.com